El mercado actual exige aplicar las últimas tecnologías para diferenciarse de la competencia y adelantarse a ella. Dado que el número de usuarios que utiliza dispositivos móviles para buscar información y comprar es cada vez mayor, hay que ofrecer un sitio web móvil donde interactuar con la misma facilidad que desde un portátil o PC de sobremesa. Ante esta situación, el diseño web responsive es la respuesta.
Con un diseño adaptativo, el servidor detecta el tipo de dispositivo que accede a la red y envía el contenido adaptado. Pero es necesario realizar un diseño adicional por cada dispositivo, lo que implica más horas de desarrollo. Es ahí donde entra en juego el diseño responsive, un diseño web adaptable y flexible a la vez, donde el contenido siempre es el mismo pero el dispositivo adapta la visualización a la pantalla del terminal.
Este diseño proporciona una experiencia de usuario satisfactoria y completa. Los visitantes no tienen que perder el tiempo con el zoom, encogiendo textos o imágenes. Cuando alguien llega a una web móvil y no ve inmediatamente lo que busca, puede abandonarla para dirigirse a otra. Sin embargo, si la experiencia es positiva, será más probable que regrese a comprar un producto o utilizar un servicio.
Igualmente, cuando una web cuenta con gran número de usuarios móviles pero no está adaptada, tiene menor tasa de permanencia y mayor porcentaje de rebote, unas métricas negativas que pueden resultar en una bajada de posiciones en los buscadores. Con una sola web, los buscadores rastrean e indexan el contenido en una única URL, que además resulta más fácil de mantener pues solo precisa una estrategia de optimización SEO.
Hoy en día el diseño web responsive, junto con el desarrollo de app, ofrece a las empresas mayores oportunidades para interactuar con los visitantes y aumentar la tasa de conversión. No tenerlo puede suponer la pérdida de clientes potenciales.